Aunque se habla de estilo vintage, pocos son los que se atreven a aplicarlo tal cual, en su estado más puro. Lo normal es que cohabite con otros estilos como el industrial, el nórdico o el boho – por mencionar algunos –.
Y es que, lo que realmente conocemos como vintage no es tanto el estilo, sino las piezas decorativas y muebles que ostentan más de 30 o 40 años. Imagínate el hartazgo que podría llegar a producirte un uso excesivo de estos elementos … ¡sería como reproducir una casa de los años 70! Vamos, algo así como entrar en casa de tu abuela. Así que el secreto es mezclar y combinar.
Las razones por las que, día tras día, este estilo no cesa de ganar adeptos son muchas y variadas. Usar muebles y objetos vintage nos permite reencontrarnos con lo artesanal, con diseños bien ejecutados que, teniendo años a sus espaldas, encajan – y esto es importante – a la perfección con otros accesorios y estilos más contemporáneos. Como consecuencia, la decoración y personalidad de nuestras casas sube puntos.
Además, no podemos evitar sentirnos seducidos por piezas desgastadas con una historia a sus espaldas. También, no lo negaremos, porque consideramos que cualquier pieza usada es vintage – aunque no sea cierto, como explicaremos a continuación – y reutilizarlas en época de crisis ha sido una ventaja para decorar sin gastar demasiado.
La respuesta es un clamoroso no. Para que sea antiguo, el mueble en cuestión debería tener más de 100 años. Para que sea vintage, algo más de 40 años y muy importante, que sea original. Eso exige que esté hecho a mano – total o parcialmente – con maderas macizas. De hecho, sería muy apreciado que tuviese alguna numeración de serie limitada o firma de autor. Si no tiene nada de esto, simplemente es un mueble usado – lo cual no es malo en sí –. Son, precisamente éstos, los que acabamos 'tuneando', actualizándolos para que encajen fácilmente en nuestra decoración.
Un mueble retro, por el contrario, no tiene por qué ser original de un período pasado. Puede, por ejemplo, fabricarse en la actualidad pero con un diseño que nos retrotraiga a una época pasada. Como ejemplo: las neveras Smeg.
Encabeza la lista cualquier diseño Mid-Century (grandes diseños de mediados del siglo XX) como los de los Eames o el afamado diseño nórdico. Pero hay muebles, sin nombre ni apellido, que son también muy apreciados por haber servido para oficios que ya no existen: archivadores, muebles de imprenta, mostradores de ultramarinos y todos aquellos que procedían de fábricas. Estos viven ahora una segunda juventud al ser usados para otros menesteres como islas de cocina, cómodas o bajo lavabos.
Son también muy deseados los muebles escolares, como pupitres, taquillas o la equipación de los gimnasios. Fabulosos para crear acento en ambientes minimalistas y actuales.
Simplemente, con incluir algunos objetos descontextualizados en la decoración, se apreciará el acento vintage. Destacan:
Como ves, hasta puedes sacar partido del crochet de la abuela, aunque mejor, abstente de colocarlo sobre el sofá.